El Triángulo Pobreza, Economía y Medio Ambiente en América Latina

Por 

EDITH GUTTMAN S.                                                            

Socióloga – Ecóloga Humana                                  

Una de las amenazas que se ciernen sobre las futuras generaciones es la crisis ambiental. Sus elementos principales se encuentran presentes en nuestras sociedades: La destrucción de los ecosistemas naturales es una de las realidades de los pueblos de América Latina. En la región hay preocupación no solo por los graves problemas sociales y económicos por los que actualmente  pasa, sino también por la evolución  que ha venido experimentando el medio ambiente. Cada vez se es más consciente de que estos tres componentes de la evolución de los distintos países están íntimamente ligados y de que, particularmente durante los últimos años, la crisis social y económica por la que atraviesa la mayor parte del sub-continente latinoamericano ha tendido a acentuar la tendencia hacia un mayor deterioro ambiental.

En este sentido, la articulación entre la crisis ambiental y la socio-económica ha comenzado a ser considerada por diversos autores y organismos como un elemento estructural que obliga a enfrentar ambas crisis de manera conjunta. Este enfoque conduce a que el necesario rediseño de algunas de las políticas ambientales deba hacerse sin perder de vista los problemas sociales y económicos que en alto grado inciden sobre la degradación ambiental. Existen, en efecto, suficientes evidencias de que las estrategias de desarrollo vigentes implican una utilización poco racional de los recursos naturales, que se han venido consumiendo y agotando a un ritmo mayor que el de su recuperación generando serios interrogantes sobre la sostenibilidad de tales estrategias en el mediano y el largo plazo.

Aquí solo presento de manera esquemática, algunos de los aspectos más destacados de la evolución reciente de los  componentes de que acaba de hacerse mención: la pobreza, el desarrollo económico y el medio ambiente en América Latina. Pero, sin lugar a dudas, estos  aspectos requieren  estudios mucho más amplios, rigurosos y profundos que los que existen hasta el momento, para comprender con precisión el triángulo pobreza, economía y medio ambiente en América Latina.

Una primera aproximación muestra que las dos últimas décadas han tendido a ser negativas para la evolución de estos elementos en la mayoría de los países del sub-continente: el estancamiento económico de la década de los ochenta, llamada por muchos “la década perdida”, fue seguido de una recuperación desigual a comienzos de los noventa y luego por un nuevo estancamiento generalizado  de gravísimas crisis en los países más grandes de la región, (México, Brasil, Argentina) hacia fines de esa década y principios de la actual. Este comportamiento de la economía se ha acompañado no sólo de crecientes índices de pobreza e inestabilidad social y política en la mayoría de los países, sino de una agudización de la tendencia secular a la depredación de los ecosistemas que, a su vez, afecta negativamente la calidad de vida de la población.

Breve aproximación al comportamiento reciente de los tres grandes componentes mencionados.

Pese al intento, en ocasiones explícito, por minimizar y aún por ocultar el tema de la pobreza como resultado de la orientación neoliberal predominante en América Latina desde fines de la década de los ochenta, en los últimos tiempos ha vuelto a cobrar vigencia la polémica sobre la extensión de este fenómeno en el sub-continente donde se ha hecho cada vez más evidente, desde la segunda mitad de los años noventa, el estancamiento y, en la mayoría de los casos, el deterioro en las condiciones de vida de la población de menores recursos. [1]

El número de pobres, definidos como el sector de la población que no alcanza a satisfacer sus necesidades básicas, no sólo continúa creciendo: 210 millones en 1997 y 220 en 2001, según el Banco Mundial, sino que lo hace como consecuencia de procesos diferentes al crecimiento demográfico. Así lo asegura el informe Panorama Social 1999-2000 y el de 2002 -2003, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe ( CEPAL ), que revela que en tan sólo dos años, los del estudio, 20 millones de personas entraron a  engrosar las filas de la miseria y que de esos 20 millones sólo 8 o 9 son producto de factores de crecimiento demográfico, es decir, que nacieron bajo condiciones de escasos recursos económicos. El resto han llegado a esta situación como consecuencia de una degradación progresiva de la situación socio-económica de sus respectivos países. En otras entre 1999 y 2000, 10 millones de personas que no eran pobres cayeron en esta situación, con todo el drama que ello implica, como resultado del desempleo, la baja productividad y el desequilibrio social que tienden a prevalecer en sus países.

Este crecimiento de la pobreza en América Latina ha sido reconocido expresamente por diversos organismos internacionales, tales como la Comisión Económica para América Latina -CEPAL-, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, así como por economistas y políticos que han vuelto a señalarlo como una de las grandes amenazas para el futuro del sub-continente.

Entre las causas principales de este deterioro se encuentran tanto las bajas tasas de crecimiento económico que han prevalecido en la mayoría de los países de América Latina, como el desequilibrio con el que las sociedades se han ido adaptando a las transformaciones económicas de los últimos años.  En este sentido, es indudable que la globalización y los procesos asociados con ella bajo las modalidades con que se ha venido presentando (apertura de fronteras a los bienes, servicios y capitales de otros países, búsqueda de mayor competitividad mediante la reducción de costos de producción y distribución de los proyectos y menor intervención del Estado en materia económica y social),  lejos de responder a las expectativas que muchos tenían sobre sus beneficios en términos de crecimiento económico y elevación de las condiciones de vida de la población, parece estar beneficiando más a los países industrializados y generando nuevos factores de inestabilidad en el sub-continente.

Esta afirmación, basada en serios indicios y en trabajos que no han dicho aún la última palabra, es de todas maneras altamente preocupante y exige una respuesta de los respectivos gobiernos, respuesta que es tanto más urgente cuanto mayor es la pérdida del dinamismo económico que alimentó las expectativas favorables a comienzos de los años noventa.

Ahora bien, este deterioro social y económico presiona el deterioro ambiental: el potencial de la gran biodiversidad en la región se destruye antes de conocerse su verdadero valor y la calidad de vida tanto en el campo como en las ciudades tiende a desmejorar por razones como las siguientes:

 

  • La población campesina tiende a usar cada vez más los recursos de las zonas de la frontera agrícola como medio de subsistencia, lo que, ante la falta de una política clara de orientación de las colonizaciones y de apoyo técnico y financiero a los nuevos asentamientos rurales, acelera la destrucción de los bosques, los suelos y las aguas. Esto es particularmente grave en países como Colombia donde al estancamiento económico y el desmejoramiento de las condiciones sociales se suma la violencia como factor de expulsión del campesinado.
  • La contaminación ambiental, producto de los crecientes desechos de la población principalmente urbana, del incremento en los desechos tóxicos de los combustibles y de otros factores que no pueden ser contrarrestados con los recursos nacionales y/o locales, cada vez más escasos como consecuencia de la crisis fiscal que tiende a extenderse durante los últimos años.

 

Lo anterior no significa que el deterioro ambiental tenga solamente causas asociadas a la pobreza; por el contrario, diversos estudios ponen de presente que la contaminación generada por las grandes industrias y explotaciones agropecuarias es mucho mayor al menos en las zonas urbanas que la que se deriva de la ocupación de zonas no aptas para los asentamientos humanos o la generación de desechos de uso doméstico. No obstante, es indudable que las condiciones de pobreza, tienden a acentuar las presiones negativas sobre la situación ambiental en los distintos países.

Aunque la situación ambiental no es todavía crítica hoy en la mayor parte de los países de la sub-región, sí lo es en algunas regiones y las tendencias negativas muestran que ese umbral crítico puede cruzarse en un plazo relativamente corto en varios países, si no se toman en muy poco tiempo medidas adecuadas para contrarrestar tales tendencias.

A continuación presentare  algunas diapositivas que muestran los componentes del triángulo pobreza - economía - medio ambiente y la forma como ellos han tendido a articularse durante las dos últimas décadas en el conjunto de América Latina. Evidentemente, hay que reconocer que las restricciones de tiempo y espacio de una presentación como ésta, conducen a que algunas de las a afirmaciones no necesariamente sean válidas para cada uno de los países y que, en consecuencia, deban entenderse como una caracterización general de las tendencias observadas en el conjunto de los mismos y no como la descripción de una situación aplicable a todos ellos.



[1] El presente documento se basa en  varios reportes, entre los que se destacan los presentados por la CEPAL: “Panorama Social de América Latina” en 1997 y la reciente publicación de Septiembre/01 sobre el ¨ Panorama Social de América Latina 2000-2001: América Latina: Una Región en Riesgo, Pobreza, Inequidad e Institucionalidad Social ¨ en 1999  y el Informe del Banco Mundial sobre “ El Desarrollo Mundial 2000-2001 : Lucha contra la Pobreza”. Existen otros documentos recientes que permiten  revisar las tendencias del desarrollo de la región.