EL QUIMBO

Gustavo Álvarez Gardeazábal


La Corte Constitucional, aferrada a la norma, determinó que el gobierno nacional se saltó la ley al autorizar por decreto el funcionamiento de la hidroeléctrica del Quimbo en el Huila pues un Tribunal de ese departamento había prohibido, con anterioridad, que se fuera a prender la poderosa planta de 400 megas.

En un gobierno responsable, es decir en todo aquél donde quien la embarra sale a responder por su equivocación, los que le redactaron semejante exabrupto al presidente Santos deberían poner la cara, pero en esta blandenguería que nos gobierna da lo mismo que haya sido otro error de la Secretaria Jurídica o del Ministro de Minas, a ellos no les dicen nada, son los calaveras de la Casa de Nariño. 

Estamos en pleno furor de El Niño. Por razones que ya todos los lectores de esta columna saben, un acumulado de errores patrocinados por el ministro de Minas tienen al país sin gas suficiente para mover las termoeléctrícas a partir del 31 de diciembre. Pero como las lluvias se están volviendo a traspapelar y solo en el sur del Huila ha llovido, impedir por acto magno de la Corte que entren al sistema eléctrico 400 megas, es provocar lo innecesario.
 
El Quimbo ha tenido enemigos ecológicos desde cuando arrancó. Pero ha sido mal vista por los huilenses con su ya característico estilo ultraparroquial, que tanto les estorba en política y negocios y, como tal, a muy pocos llenó de orgullo tamaña obra y todos parecen sentirse felices porque el país entre en racionamiento al defender las aguas del Magdalena que de todas maneras van a correr.
 
Pero el resto del país, el que no puede protestar contra la política energética del gobierno Santos ni contra los criterios absurdos de la Corte, que se mame el guarapazo del racionamiento. Estamos bien gobernados, mejor conducidos judicialmente y defendidos por los ecológicos huilenses.
 
PUBLICADO EN ADN BOGOTÁ, DICIEMBRE 16 2015