El adefesio de la loma de Marbella en Cartagena de Indias

No se necesitaba el horrendo terraplén y menos el túnel de Crespo, desde Bogotá siguen decidiendo a espaldas y contra Cartagena

Por: Adelina Covo |
septiembre 09, 2015

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La tal loma de Marbella en Cartagena tiene molestos a muchos cartageneros, me refiero al seudopuente que se construye a la entrada de la ciudad, sin licencia ambiental, sin haber hecho una sola consulta a una ciudadanía indignada por la obra, y ahora hasta parece que ha sido mal construida. El Consorcio Vía al Mar debe brindar una explicación.

Y lo cierto es que ni se necesitaba tan horrendo terraplén, ni mucho menos el túnel de Crespo, en una ciudad con tantas necesidades de infraestructura, desde soluciones viales indispensables hasta la defensa de la costa frente a los constantes embates del mar (si no que lo digan los habitantes de Bocagrande en estos días); desde Bogotá siguen tomando decisiones, a espaldas y contra Cartagena, ante el cobarde silencio del ejecutivo local.

 

Cuándo van a entender que Cartagena de Indias es codiciada por sus escenarios y monumentos, pero este nuevo adefesio, atenta contra el sensible ecosistema, y obstruye la visibilidad de 400 metros de una hermosa playa que mide 1100, lo que ha causado gran incomodidad entre los ciudadanos.

La Ley 99 de 1993 exige que para construir una obra de esta magnitud en un espacio público ubicado en una costa sensible y sometida a protección, es necesario presentar un estudio de impacto ambiental, sin embargo y según lo señala el abogado ambientalista cartagenero, Rafael Vergara Navarro, sin los estudios exigidos por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales —Anla—, entidad adscrita al Ministerio del Ambiente, expidió la correspondiente licencia ambiental mediante la Resolución 1630 de 2009.

La tal Anla que posa de muy exigente, en este caso ha permitido inexplicablemente, que la licencia expedida para el túnel de Crespo cobije la construcción de la loma de Marbella, como si fueran lo mismo. La Anla no cumplió con su misión de garantizar la transparencia de la evaluación de los estudios ambientales cuando sean requeridos como en este caso, pero fue tan transparenteque ni se vio, y eso que son estrictos.

De nada han servido tutelas y acciones populares interpuestas por cartageneros a quienes les duele que ocurran estas aberraciones, este es un caso para que lo asuma personalmente el procurador Ordóñez pues involucra cuatro de las más importantes entidades del propio Gobierno nacional.

Adicionalmente la Contraloría ha encontrado algunos hallazgos fiscales que debían ser asumidos por el contratista, pero inexplicablemente los asumió el Gobierno nacional, señalando también que “el concesionario Vía al Mar no presentó dentro de los términos (…) el Diseño Morfológico y Paisajístico del proyecto”; la Contraloría estima además que es grave que la Anla no iniciara un proceso administrativo sancionatorio en contra del Consorcio Vía al Mar por su incumplimiento, ya que dicha entidad detectó la irregularidad a tiempo.

Además dice la Contraloría que no hay registro de las evaluaciones ambientales sobre el impacto que generará la obra debido a la construcción de la intersección a desnivel y especialmente por los diferentes accesos. Concluye que debe iniciarse una actuación especial para investigar a fondo las irregularidades porque se entregaron dineros de la Nación al contratista sin estudios ni diseños aprobados por las autoridades competentes.

Los empleados públicos olvidan que cuando salen de los puestos es que vienen las investigaciones y sus antiguos jefes… no les devuelven las llamadas especialmente si de antemano, les cargaron toda la responsabilidad.

Solicito muy respetuosamente a nuestro procurador, el doctor Ordóñez, ordenar investigar por todas estas supuestas anomalías y establecer la responsabilidad de los ministerios del Ambiente y Transportes, de la Anla, de la ANI y demás entidades intervinientes, y si llegaré a comprobarse, se impongan sanciones ejemplares, si esta cabe, a los funcionarios responsables. Ya basta de que tantos empleados capitalinos se sigan tirando el patrimonio y los escenarios naturales de Cartagena, pasando por encima de las normas establecidas.